En el seno de la propia OEA Venezuela debe
defenderse invocando el artículo 18 de la propia Carta Democrática
Interamericana, el cual establece una fase previa de análisis de la
problemática de los Estados antes de promover sanciones de cualquier
tipo, salvo que sea solicitado por el propio Estado y no terceros. En
tal sentido, el artículo señala textualmente:
A lo interno de Venezuela, es necesario desmitificar la fulana Carta
Democrática y ubicarla en su justa dimensión, dando a conocer tanto a
chavistas como opositores que el referido instrumento jurídico no supone
por sí mismo una intervención militar contra Venezuela sino una acción
de desprestigio diplomático contra nuestra Patria que puede desencadenar
aislamiento internacional y justificación de un futuro bloqueo
económico como el de EEUU contra Cuba.
No acompañamos provocaciones para que Venezuela se autoexcluya de la
OEA, la diplomacia es la ciencia de los inteligentes, y nuestro Gobierno
Revolucionario debe seguir practicando profesionalmente esta ciencia
dentro de la OEA denunciando lo que deba denunciar. En esencia, ninguna
tribuna de debate debe abandonarse porque eso despierta una percepción
negativa frente a la comunidad internacional que regala legitimidad a
los argumentos del adversario.
La representación jurídica del Estado frente a la comunidad
internacional está constitucionalmente bajo el monopolio del presidente
de Venezuela, es decir, sólo Maduro o el funcionario que Maduro delegue
para ello puede hablar en nombre de nuestro país en el exterior, de allí
que se debe proceder judicialmente contra el presidente de la Asamblea
Nacional, Henry Ramos Allup, por su sistemática pretensión de arrogarse
la representación de Venezuela ante la OEA y otras instancias
multilaterales. La usurpación de funciones no puede ser tolerada.