domingo, 5 de junio de 2016

Embajador de Venezuela ante la OEA: “Almagro es un gran irresponsable”


El Embajador Bernardo Álvarez es también el Secretario Ejecutivo del ALBA.

El Embajador Bernardo Álvarez es también el Secretario Ejecutivo del ALBA.


“Estoy sorprendido por el impacto de la discusión en el Consejo Permanente. La gente estaba esperando y me ha llamado un gentío de todas partes”, comienza la conversación Bernardo Álvarez, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), donde el miércoles se produjo un extraordinario juego de ajedrez político que dejó al campo por ahora a las intenciones del Secretario General de la organización de expulsar de ese mecanismo hemisférico al gobierno bolivariano. 

Álvarez, que también es secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), llegó en la madrugada de este viernes a La Habana para participar en la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe. Ha leído la Declaración de la Cancillería cubana sobre el debate en la OEA, que califica como “una dura y victoriosa batalla diplomática” de Venezuela. 

“Es muy importante esta declaración, sobre todo que se produzca en el contexto de esta Cumbre. El Caribe, al que a veces se trata como si fuera una cosa desechable, tuvo una participación fundamental en esta historia. Los pueblos caribeños tiene un gran sentido de la dignidad y del Estado de Derecho. Es evidente para todos que de este debate ha salido fortalecida la América Latina, pero quiero destacar el notable papel del Caribe, la fuerza del Caribe, la dignidad del Caribe”, dice. 

-¿Qué lecciones deja a nuestros países el debate del miércoles en el Consejo Permanente de la OEA?
 
-El Consejo Permanente se había venido transformando en el convidado de piedra de Almagro. Estaba en el ostracismo, en el anonimato. En el caso de Venezuela se había tratado de imponer una visión personal como la opinión de los Estados soberanos, entre los cuales hay quien tiene diferencias con Venezuela, pero que al final todos sostienen con nuestro país una relación de no injerencia en los asuntos internos. Que algunos de estos Estados no tengan una línea política de izquierda, no significa que no tengan principios. Subestimar eso ha sido un error muy grave del Secretario General. 

El miércoles, en el Consejo Permanente, el escenario cambió completamente. Se expresó una confrontación dentro de la propia OEA, pero entre los Estados y su Secretario General, Luis Almagro, que ha actuado por su cuenta y ha pretendido arrastrar a la organización hacia sus propios intereses políticos. Fíjate si la reacción contra esa situación ha sido tajante, que el miércoles no dejaron hablar al jefe de gabinete de Almagro. 

-¿No se supone que Secretario General tenga que obedecer a los Estados de la Organización, y no al revés?
 
-Es peor que eso. El Secretario General no es un actor neutral tratando de mediar en una situación de un país. No, él asumió como propia la posición de la oposición venezolana. En este debate es en realidad otro miembro de la oposición, por lo que se ha descalificado a sí mismo y no puede jugar ningún papel frente a un debate que involucre a Venezuela. Es lo que hemos dicho. 

-¿Cuál fue exactamente el conflicto que se dirimió el miércoles?
 
-Es un conflicto doble en el que se reveló el miércoles en la OEA: por un lado sectores que tratan de intervenir en Venezuela, pero por el otro, los Estados en minusvalía frente a un Secretario General que quiere imponerse frente a las naciones que debe representar, con una actitud desbocada y obsesiva. La prueba de que es una visión personal es su abrumador despliegue mediático, y ha sido de tal magnitud que ha deteriorado aún más la imagen de la OEA. 

-Entonces, ¿se acabó la batalla?
 
-Esta batalla no ha terminado. El Secretario General, como ya anunció, va a insistir en llevar su documento, donde invoca la Carta Democrática contra Venezuela, al Consejo Permanente entre el 10 y el 20. Es casi surrealista, porque ya los Estados, dueños de la OEA, se pronunciaron a favor del diálogo. Esta declaración del Consejo Permanente, la instancia deliberante real de la OEA, le habló a su Secretario General. Esa diferenciación, entre los Estados dueños de la organización y Luis Almagro, es muy importante en estos momentos.

-Ahora, desde la distancia de más de 24 horas del debate en el Consejo Permanente, ¿cómo califica a la persona, a Luis Almagro?
 
-Es un gran irresponsable. Mucha gente se pregunta cómo un hombre que venía de un gobierno progresista, se ha convertido en un eje central para apoyar a sectores que no esconden su intención de intervenir militarmente en Venezuela. Está obsesionado con la intervención. No habíamos visto cosa igual en la OEA, ni en ningún otro mecanismo hemisférico. 

-Usted le decía a Democracy Now, antes de la discusión en el seno de la Organización, que no recordaba una campaña tan brutal contra Venezuela.
 
-Durante mis tiempos aquí en Washington con Bush -Álvarez fue Embajador de su país en Estados Unidos, del 2003 a diciembre de 2010-, no recuerdo un momento en el que se haya producido una campaña tan masiva en los medios, acusando a Venezuela de todo. 

El Washington Post nos ha dedicado ocho editoriales desde enero. En el primero, ¿quién recibe los elogios? Almagro. Decía el periódico algo así como que “al fin hay una voz desde América Latina…”. Sin dudas, esta es una campaña orquestadísima, que busca la intervención en un país latinoamericano, comenzando por legitimarla con la OEA. Por eso fue tan importante la batalla que América Latina y el Caribe dio este miércoles en Washington. 

Con Chávez nos acusaban de ser el sostén del “gobierno comunista de Cuba”, nos endilgaban la responsabilidad de la política nuclear de Irán y nos responsabilizaban del financiamiento a la “organización terrorista de las FARC”. Bien. Se reabrieron las embajadas de Cuba y Estados Unidos en las capitales de los dos país; Estados Unidos habla directamente con los iraníes sobre el problema nuclear y las FARC está negociando con el gobierno de Colombia, con la participación de Venezuela. Sin dudas no tienen ya a qué apelar y por tanto la OEA se ha convertido en el último resabio de la Guerra Fría contra mi país. 

¿No te llama la atención que antes los ataques venían directamente del gobierno de los Estados Unidos? Ahora utilizan a Almagro, pero como vimos su opinión no es la de todos los Estados. Esto, además, es una gran lección para nuestros países. La política contra nuestros pueblos se terceriza. Permitir este tipo de cosas sería un su suicidio, una locura. 

Los hechos
 
La OEA, simplemente, se insubordinó el miércoles a su Secretario General. Luis Almagro había invocado el martes la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela, lo que desató una crisis en la sede de la organización en Washington. 

Desde que se firmó en 2001, la Carta Democrática en el Consejo Permanente de la OEA había sido invocada en diez ocasiones, pero la iniciativa siempre había venido de los propios países miembros afectados y nunca del secretario general del organismo. Como comentó Alí Rodríguez, Embajador de Venezuela en La Habana, el Secretario General no está facultado para ello, pero Almagro se quiere comportar más como General que como Secretario. 

Almagro manifestó que su informe será analizado por todos los países en una sesión urgente convocada entre el 10 y el 20 de junio próximo. Sin embargo, se produjo una reunión antes del Consejo Permanente para discutir otro documento que se venía negociando bajo la batuta de Argentina. Fue convocado este miércoles el mecanismo político de la organización que integran 35 Estados miembros. El secretario general no asistió a la reunión para dejar claro que esta iniciativa es diferente de la suya y en su lugar acudió su jefe de gabinete, Gonzalo Koncke. 

En la reunión, finalmente, se discutieron dos proyectos de declaraciones: uno presentado por Venezuela y el de Argentina, copatrocinado por Barbados, Brasil, Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, México, Panamá, Perú, Guatemala, República Dominicana y Uruguay. 

Tras diez horas de debate, los países cerraron con un documento común aprobado por consenso, considerado como un éxito de la diplomacia venezolana, que logró abortar la conspiración de Almagro que habría podido llevar a la expulsión de la nación bolivariana de la OEA, hecho que tiene como único precedente la salida de Cuba de ese mecanismo en 1962. 

El texto aprobado insta a un diálogo abierto entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y el Parlamento de mayoría opositora e impulsa otras iniciativas que conduzcan “de manera oportuna, pronta y efectiva a la solución de las diferencias y la consolidación de la democracia representativa’’. Caracas logró incluir una mención a que las iniciativas de mediación se realicen en “pleno respeto a la soberanía” de Venezuela. No se menciona ni la Carta Democrática, ni se le exige la realización de un referendo revocatorio contra el Presidente Maduro, como pide Almagro, convertido en vocero de la oposición. 

Además, respaldaron la iniciativa de mediación liderada por los ex mandatarios de España, José Luis Rodríguez Zapatero; República Dominicana, Leonel Fernández; y Panamá, Martín Torrijos con el “fin de encontrar alternativas para favorecer la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica’’ de Venezuela. 

En medio de todo, se reseña otra nota insólita. El presidente del Consejo Permanente, el argentino Juan José Arcuri, no dejó hablar al final de la reunión a Gonzalo Koncke, el enviado de Almagro, a pesar de que éste había solicitado la palabra. La mano derecha del “General Secretario” dijo a la prensa sentirse “desconcertado respecto de lo sucedido”. Los más veteranos de la OEA no recuerdan que hubiera ocurrido nunca antes algo así. Rebelión en la granja.