lunes, 18 de abril de 2011

50 años de Victoria Mujeres de Giron Escrito por Nereida Cárdenas Pumariega

La defensa de la revolución cubana frente a la agresión mercenaria yanqui por Playa Girón, en abril de 1961, ponderó la importancia de la mujer y su nuevo rol en la construcción del socialismo.

Los prejuicios de la época todavía relegaban a las féminas al oscuro rincón de  las tareas hogareñas y la discriminación de género minimizaba su desarrollo afectivo, personal y social.

Ante la inminencia del peligro y la necesidad de unir  todas las voluntades en defensa de la nación, la FMC, dirigida por Vilma Espín Guillois, heroína de la Sierra y fundadora de la organización feminista, preparó la retaguardia de apoyo a milicianos y combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.           

En el territorio de Pedro Betancourt, ubicado al centro sur de la provincia de Matanzas, cercano a la Ciénaga de Zapata, nueve valerosas compañeras se alistaron para partir al frente: Mirtha Amelia Roig Hernández, Magalis Trujillo Tejeda, María Teresa Ortega Salgado, Carmen Pujol Correa, Mirtha Ibáñez Rubayo, Lucía Otaño Chill, Silia Purón Riaño y Nancy Fernández, asesoradas por la enfermera nombrada Orfelina, trabajadora de la clínica privada Unión Médica Social. Después de los acontecimientos de Girón esta enfermera  quedó cesante por decisión de los elementos desafectos dueños de la institución sanitaria.

Salieron del pueblo en un jeep Willis conducido por Antonio "Ñico" Rosales Pereira, chofer del Departamento de Sanidad, hasta Jagüey Grande y continuaron viaje hacia Playa Larga  en un pisicorre. 

Del 17 al 19 de abril permanecieron en la retaguardia,  rescatando heridos y muertos, trasladándolos hacia los hospitales de Jovellanos y Colón. Para cumplir la riesgosa misión irrumpían en el escenario de las operaciones militares. En pleno bombardeo el 18 de abril  Mirtha Amelia recibió heridas de esquirlas  en su pierna izquierda… "a la cuneta, que nos van a tirar y tenemos que vivir…" repetía con el valor impetuoso de sus 20 años.

Sin que desfalleciera el heroísmo del grupo, presenciaron la muerte del miliciano betancurense Giraldo Díaz Pérez y de Wilfredo Betancourt Arias, oriental destacado en la PNR de La Habana, que falleció en los brazos de Mirtha Roig balbuceando el nombre de una hermana. Con tristeza y dolor vieron morir a muchos jóvenes en la flor de sus vidas  por defender la soberanía   de la Patria.

En los días gloriosos de Girón, María Teresa Ortega Salgado apenas contaba con 15 años. En el fragor de la contienda bélica conoció al periodista Roberto Agudo, quien constantemente era asediado por las mujeres de Pedro Betancourt para que les entregaran armas… "Aquello fue muy difícil, ver morir a Giraldo tan valiente y jovencito, los ómnibus de la PNR que dirigía el Comandante Efigenio Ameijeiras envueltos en llamas por el napalm, luego la rendición de los mercenarios… Fidel insistiendo en que estaba en juego la supervivencia de la Revolución… había que ganar la pelea lo mas rápido posible… solo necesitamos 72 horas… Luego la gloria, la victoria entre risas y lágrimas…", punta Teresita muy emocionada por los recuerdos de la experiencia sin igual.

Atrás quedaron muchas amas de casas y federadas preparando condiciones materiales para la asistencia médica a los combatientes de Playa Girón. Madres con hijos que no podían alejarse de su familia, otras vigilaron a las ciudadanas que se manifestaban abierta o de forma solapada en contra de la Revolución triunfante.

La victoria de abril fue la coronación de la esperanza de un pueblo que comenzó a entender mejor las razones del proceso revolucionario, la importancia de la defensa de la Patria como garantía para conseguir la realización de las conquistas legitimadas a partir del 1ro. de enero de 1959, la necesidad de perpetuar la soberanía nacional y divisar que el camino a transitar seria más difícil por el odio reprimido del invasor ante tanto derroche de coraje.

Las bisoñas Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Milicias Nacionales Revolucionarias, la Federación de Mujeres Cubanas, los Comités de Defensa de la Revolución y todo el pueblo de Cuba crecieron hasta propinarle la primera gran derrota militar y moral al imperialismo yanqui en la pequeña y codiciada Perla del Caribe. Llegaron para sembrar terror y los cambiamos por compotas, leche y otros alimentos que necesitaban los niños, ancianos y enfermos, a quienes vinieron a matar sin piedad.

Después de Girón, América Latina y el mundo apreciaron cómo la posibilidad de libertad y justicia social eran reales aunque para  ello había que pagar bien caro el derecho a la dignidad y la paz, pero todos los pueblos fueron un poco más libres.