martes, 19 de abril de 2011

Diversidad sexual



Por Natividad Guerrero Borrego
La diversidad sexual es un tema polémico y universal. Se encuentra en una etapa de debate incipiente, pero al estar asociado a la sexualidad se remonta como temática a épocas remotas, tanto como la existencia misma del ser humano.

En cualquier circunstancia el individuo se expresa como representante de uno u otro sexo tanto al caminar, al hablar, en los gestos e incluso, aun y cuando se trate de la moda que predomine, si a «Onda Unisex» se refiere, hay casi siempre algún detalle que diferencia a uno y otro sexos.

La sexualidad es una dimensión de la personalidad, el hombre y la mujer son seres sexuados, lo que significa que expresan permanentemente su sexualidad a través de su condición genérica. 

Sin embargo, la historia por la que ha atravesado la sexualidad está llena de tabúes y prejuicios. Por lo general, lo que se asocia al sexo, por mucho tiempo se ha considerado pecaminoso, sucio y perturbador.

Tanto es así, que si se hace referencia a una parte del cuerpo humano, por ejemplo las manos, difícilmente existan otros muchos «apelativos» que enmascaren su nombre, cuanto más, se les ha llamado «diestra». Sin embargo, cuando de genitales se habla son múltiples los «sobrenombres», si la referencia es a los genitales femeninos en el caso de la vulva existen formas de nombrarla desde los más infantiles como «conejita o totica», hasta otros que llegan a la vulgaridad y que no vale la pena mencionar. Si se trata de los genitales masculinos al pene, por ejemplo, se le conoce con otros muchos nombres como «pitico», «rabito», en fin, esta situación se ha generado desde nuestras culturas como una forma de ocultar el nombre real o esa parte del cuerpo por considerarlo obsceno.
El nivel de tolerancia, respeto y aceptación de las diferentes formas en que los individuos expresan su sexualidad, son un modo de expresión de la cultura en una sociedad dada.
Desde esta perspectiva, en los diferentes países y comunidades se expresa la sexualidad de acuerdo con las tradiciones y costumbres que practiquen. Dicha afirmación fundamenta la variedad de manifestaciones que ocurren en esta esfera de la vida.

La diversidad sexual enfocada desde el humanismo, coloca a las personas en el centro de su análisis. Si se parte de considerar al individuo como irrepetible se está asumiendo la amplia gama de expresiones que podría manifestar cada individuo.

Vale reconocer que el comportamiento sexual forma parte de una ética que surge del intercambio cotidiano de los miembros de una y otra comunidad. Las normas que conforman y regulan el comportamiento social, van condicionando en cada sociedad lo que es aceptado.
La libertad desde la sexualidad deja implícitos la responsabilidad y el cuidado de cada persona para consigo misma en esta esfera y para con la pareja.

DIVERSIDAD Y ORIENTACIÓN

No existen reglas ni normas absolutas que condicionen las expresiones sexuales. La legitimidad en esta esfera tiene mucho que ver con los patrones de comportamiento asumidos. Calificar como bueno o malo determinado comportamiento estaría en función de lo que cada sociedad asume como adecuado o natural. Las normas en cuanto al comportamiento humano están sometidas a los cambios del contexto, por lo que las sociedades varían sus normas de acuerdo con su evolución histórica.
La diversidad no solo abarca las expresiones sexuales, dentro de ellas se focaliza lo relacionado con la orientación sexual, asociada a la dirección erótica de cada persona, es decir, hacia la atracción en cuanto al sexo y, considera la identidad sexual como otra de sus dimensiones.

La orientación ha sido objeto de polémicos análisis. Esta se manifiesta en tres direcciones: la HETEROSEXUAL que responde a la atracción de un sexo por el otro (del hombre hacia la mujer y viceversa), la HOMOSEXUAL que ubica a las personas que se sienten atraídas sexualmente por otras personas del mismo sexo (del hombre hacia otro hombre, o de la mujer hacia otra mujer), y la BISEXUAL, que identifica a aquellos cuya atracción sexual se inclina tanto hacia el hombre como hacia la mujer.

Existen muchos análisis sobre este asunto, lo cierto es que los científicos aún no tienen un acuerdo sobre la naturaleza y origen de estos comportamientos. Se conoce la homosexualidad o la bisexualidad que no son una enfermedad y por tanto no hay nada que curar. Sin embargo, en términos de aceptación o rechazo social, en relación con la homosexualidad y la bisexualidad, existen diferentes actitudes de acuerdo al grado de homofobia (1) que exista en la comunidad de que se trate.

El respeto a la diferencia es un principio humanista, que no es asumido por todas las personas en el mundo, es un asunto de reciente discusión. No obstante, las sociedades necesitan avanzar hacia la comprensión de que la aceptación de la diversidad favorece la integración de los pueblos y sobre todo el acercamiento de los individuos que por sus singularidades resultan minorías.

Los homosexuales y las lesbianas así como los bisexuales, constituyen una minoría frecuentemente cuestionada, son incomprendidos por su preferencia sexual, suelen ser estigmatizados como personas de «dudosa moral», al valorarlos se les asocia por lo general, sin malas intenciones, a personas sin ética, sin vergüenza, sin escrúpulo, antisociales, débiles de carácter.

En contraste con estos criterios prejuiciados, se puede afirmar que no se ha corroborado hasta el momento ninguna de las afirmaciones que asocian la homosexualidad con cualidades negativas y poco apreciadas por las sociedades en general.
La orientación sexual no tiene necesariamente una relación directa con la conducta moral de los individuos. Existen múltiples ejemplos de personalidades destacadas por su quehacer cotidiano, bien sea por su cultura, por su obra literaria o plástica, porque son excelentes profesionales de la medicina o cualquier otra profesión y muchos suelen ser excelentes personas. Solo cabría llamar la atención por los que siendo heterosexuales, que son mayoría, tienen un comportamiento social denigrante y nada tiene que ver con una preferencia sexual diferente.

No tiene justificación la discriminación sexual, sigue solo un camino donde se desvirtúa la naturaleza misma del ser humano. Marginar solo por preferir sexualmente a alguien del mismo sexo, lo cual no daña a nadie y sí proporciona placer y equilibrio emocional a quienes así lo prefieren, no favorece a ninguna sociedad, ni ejerce presión alguna para un intento de cambio en este sentido.
La oportunidad de hombres y mujeres independientemente de su orientación sexual, de participar sin discriminación alguna en los cambios sociales, en la construcción de una sociedad mejor, exenta de miradas cuestionadoras, facilitaría un ambiente social más saludable. La juventud constituye un sector que promueve nuevos valores, acepta el reto de lo nuevo, están en mejores condiciones de promover la tolerancia y el respeto a lo diferente.

Finalmente la identidad sexual es otra dimensión de la diversidad en esta esfera, aquí se agrupan los travestis que son las personas que sienten un deseo especial y permanente por vestirse con prendas del otro sexo y los transexuales que son los que no se sienten identificados con su sexo biológico y que desean ser reconocidos como representantes del otro sexo, es decir, son incoherentes respecto a su sexo biológico y psicológico.
Sobre estas personas también recae cierto rechazo social, por las mismas razones de intolerancia hacia los homosexuales. En este tema hay mucho que esclarecer y debatir. Buscar información al respecto ayudaría a encontrar el camino más adecuado para que todos y todas sientan que están incluidos en la sociedad a la cual pertenecen, y que en ella pueden crear y aportar todo lo que produzca bienestar a los demás y hacer posible un mundo mejor.

(1) Homofobia. Rechazo a las personas con orientación homosexual y bisexual.